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domingo, 6 de abril de 2014

Lo que se resiste, persiste.

No podemos cambiar nada, hasta que lo aceptemos. La condena no libera, oprime.(Carl Jung)

Desde ese lugar extraño que es la distancia, puedo verme en tantas situaciones en que fui una completa y legitima negadora. Muchas veces a consciencia y otras no, y es este último escenario el que me causa una especie de escalofrío al reconocerlo.

Así como errar es humano, escondernos tras el escudo de la negación es un recurso tan humano como errar. ¿Cuántas veces sentimos no estar preparados para hacer frente a diversas situaciones que nos superan? Por lo dolorosas que pueden llegar a ser, nos paralizan, constituyéndose en una amenaza para una parte, o todo el andamiaje sobre el cual construimos nuestro mundo. Lo más fácil es hacer de cuenta que ese reto no existe, mientras nos aferramos a la ilusión, que el mismo desaparezca por arte de magia. Lo ignoramos, como quien esconde basura bajo la alfombra, mientras nos convertimos en cómplices y protagonistas de nuestro auto-engaño. Si bien la “casa” luce impecable e impoluta, sabemos, bien en el fondo de nuestro corazón y consciencia, que no es así: hay basura escondida y la casa no está limpia. Tarde o temprano tendremos que encarar la faena de reconocer lo que escondimos y hacernos cargo de ello. Este no es para mí el peor escenario de la negación, porque lo veo más bien como una acción de postergación. Hay una decisión implícita en esta actitud de negación: sabemos que eso que no queremos enfrentar existe y que por el momento, estamos evitándolo. Es una elección más o menos consciente, pero no ignoramos el precio de nuestra negación. Quizás mientras procrastinamos, estamos juntando el valor  y recursos necesarios para hacer frente a esa nueva amenaza. 

Sí me asusta la negación de la cual no tenemos registro, porque son esas las circunstancias en las que estamos más vulnerables y por ende, pueden resultar más dañinas. Son las negaciones, en las cuales, por ejemplo el cuerpo,que es  más sabio, identifica el malestar primero y habla a través de síntomas. Muchas veces, más que hablarnos, nos grita, obligándonos a dirigir nuestra atención hacia espacios o situaciones que nos negamos ver. Son las enfermedades en muchos casos las que nos llevan a descubrir conflictos que arrastramos desde hace años sin resolver.

Como dice el famoso refrán “no hay peor ciego que el que no quiere ver”, a esta frase le agregaría, que además de querer ver, muchas veces necesitamos que nos ayuden a ver. No hay posibilidad de intervención o reparación, hasta reconocer que es lo que no estamos pudiendo aceptar. La resistencia que genera la negación puede ser tan poderosa, que no alcanza con sólo involucrar la voluntad o que la realidad te interpele en cada esquina. Podemos pasarnos una vida gastando una enorme cantidad de energía tratando de curar síntomas, en vez de atacar la causa de la ceguera. Mientras evitemos el trabajo de buscar, identificar y mirar cara a cara a la causa de nuestro malestar o dolor, toda esa energía será desperdiciada, generando más negación, desgaste y sufrimiento.

miércoles, 30 de octubre de 2013

El Yoga: un aliado para combatir el estrés

“En todas las culturas y en todas las tradiciones médicas antes de la nuestra, la sanación se lograba moviendo energía.”

Stress es una palabra del inglés que significa tensión. Podríamos decir que el estrés es una sensación de tensión que puede manifestarse a nivel físico y/o emocional.
Nos estresamos por motivos laborales y económicos. Por relacionarnos con personas toxicas. Por no cuidar la calidad de nuestros pensamientos. Cuando enfrentamos pérdidas importantes: muertes, trabajos, bienes materiales, afectos. Sufrir por amor, otro gran estresor. La soledad, la incapacidad de generar vínculos significativos. En una sociedad cargada de contaminación visual y acústica, marcada por la urgencia y el cambio permanente, sumado a la falta de descanso y alimentación adecuada, es muy difícil permanecer inmune al estrés.
El estrés nos acecha cotidianamente y es uno de los flagelos de la vida moderna.  Es un enemigo que avanza silenciosamente, impidiéndonos vivir de manera armónica y saludable.
El manejo del estrés implica controlar y reducir la tensión que surge cuando nos enfrentamos a situaciones desafiantes o amenazadoras. Situaciones que nos obligan a salir de nuestras zonas de confort, para adaptarnos a un nuevo contexto. Para evitar que esto nos afecte nocivamente,  debemos aprender a incorporar cambios desde lo psico-físico y energético.
Existen diversas actividades que nos ayudarán a canalizar el estrés y eliminarlo. Entre ellas, el yoga es una de las más efectivas.
El yoga es un sistema holístico que trabaja en todos los planos del Ser. Su finalidad no es solo la mejora de lo físico; toda la fuerza, resistencia, elasticidad y equilibrio que logramos en el plano físico, se manifestará en lo mental- emocional y espiritual-energético, generando no solo buena salud, sino también armonía, serenidad y paz interior.

 En el plano físico:
  • Nos hace más conscientes de los ritmos y necesidades naturales del cuerpo
  • Fortalece los músculos y huesos
  • Provee flexibilidad y equilibrio
  • Retrasa el proceso de envejecimiento
  • Oxigena y limpia nuestros órganos, beneficiando nuestro sistema cardiovascular, endocrino,  inmunológico, digestivo y respiratorio
  • Abre los canales energéticos y equilibra los chakras. Aumenta la energía vital.
 En el plano mental y emocional:
  • Disminuye el estrés
  • Incrementa nuestra capacidad de atención y concentración
  • Ayuda a superar el insomnio, a descansar mejor.
  • Promueve el pensamiento positivo ayudando a la superación de miedos, ansiedad, depresión
  • Nos vuelve menos reactivos y nos enseña a diseñar nuestras respuestas. Eso impacta positivamente en la calidad de nuestros vínculos y calidad de vida en general
A través de una práctica comprometida, 
perseverante y disciplinada, se alcanzan estados elevados de consciencia, optimizando nuestra energía para enfrentar mejor los desafíos de la vida.
Esto se logra a través de:
  • La respiración
  • Las posturas de yoga o asanas
  • La meditación
  • Alimentación  y descanso adecuado
El verdadero valor del yoga es que nos enseña: el camino del autoconocimiento, la sanación y la expansión de la consciencia.