"Respetar es dejar ser"
Según el Lic. Renny Yagosesky , la manipulación es el intento o el acto de manejar a las personas según nuestro beneficio particular; de controlarlas o dominarlas sin convencerlas, sin contar con su disposición voluntaria. Por lo general, la manipulación daña la autoestima de la persona que es víctima de este acto, quien siente presión y violencia, porque es obligada.
Todos, en menor o mayor medida, hemos tenido que lidiar con un manipulador. Desde progenitores, parejas, amigos, colegas, jefes, hijos, pero es innegable que la manipulación es un recurso cotidiano y habitual en las relaciones humanas.
Según el Lic. Renny Yagosesky , la manipulación es el intento o el acto de manejar a las personas según nuestro beneficio particular; de controlarlas o dominarlas sin convencerlas, sin contar con su disposición voluntaria. Por lo general, la manipulación daña la autoestima de la persona que es víctima de este acto, quien siente presión y violencia, porque es obligada.
Hay
presas más fáciles, que caen desprevenidas en las garras de estos magistrales
operadores del control. Otros, más observadores o quizás, por haber sido
víctimas consuetudinarias de estos depredadores de la buena fe, aprendieron
cuál es la táctica para reconocer sus engaños.
Hay
manipuladores de todo tipo, generalmente suelen ser poco empáticos, egoístas y
crueles. Les obsesiona tener el control, se ilusionan con la idea de
pulsear con la realidad y vencerla siempre, para obtener los resultados que
ellos juzgan como los mejores. En ocasiones actúan de manera inconsciente pero por lo general saben bien lo que hacen y a donde quieren llegar. No
consideran que estén obrando mal, simplemente usan herramientas para que
se haga su voluntad, convencidos que es lo mejor para los demás y para sí
mismos. No con poca humildad, se reconocen como “los portadores de la
verdad y sólo ellos saben cómo son las cosas”.
Un
manipulador, no es otra cosa que un ladrón de energía, una persona
caprichosa y consentida que no acepta otro punto de vista que no sea el suyo.
Es intolerante y está dispuesto a todo con tal de salirse con la suya. A la
hora de imponer sus chantajes emocionales, no hay escrúpulo que lo detenga.
Al
cabo de unos años de haber sufrido la manipulación desde muy cerca, creo haber
identificado algunos recursos efectivos para neutralizar las estrategias del
manipulador y no terminar condenado a ser una marioneta en sus manos.
Sacarle la careta y no entrar en el juego:
Sacarle la careta y no entrar en el juego:
Para
neutralizar a un manipulador lo principal es poder identificarlo. No es
cuestión de gritárselo en la cara, ni de entrar en una batalla dialéctica o
discusión inconducente, a pesar que el manipulador lo intentará siempre. La clave es justamente no plegarse a su juego para mostrarle que sus técnicas
de guerrilla no funcionan y que no tiene sentido que lo siga haciendo con uno,
porque se lo ha descubierto.
Romper la dependencia :
Romper la dependencia
Sin
dependencia no hay manipulación. El primer paso de un manipulador para
lograr sus objetivos, es crear dependencia. Necesitan volverse imprescindibles
en tu vida y ese es su principal eje de control.
Es
crucial cortar de raíz cualquier vínculo en el cual el manipulador sepa o
crea que puede controlarte y que no tienes más alternativas que someterte
a su voluntad.
Resistir la culpa:
Resistir la culpa:
Una
de las destrezas más implacables del manipulador es generar culpa. Hacerte
sentir en deuda,
victimizarse. El manipulador va a poner la responsabilidad siempre fuera de él.
Poder
identificar este mecanismo y aceptar sólo la parte de la responsabilidad que te
compete, con el tiempo te vuelve inmune a la culpa inmerecida.
Asertividad y firmeza:
Asertividad y firmeza:
El
manipulador está constantemente indicándote lo que se debe o no se debe hacer,
también cómo y cuándo hacerlo. Se creen depositarios de la verdad revelada y se
regocijan mostrándote a vos y cuando pueden al mundo, cuán equivocado estas
y cómo
sufren a causa de ello.
Trabajar
en la auto-confianza y aprender a poner
límites con asertividad y firmeza, paulatinamente erosiona la obstinación y
agresividad encubierta del manipulador, hasta que entiende que no hay espacios
donde desplegar su maquinaria controladora.
La
manipulación no tendría razón de ser si aceptáramos que no siempre las cosas
van a resultar como queremos. También, si respetáramos y entendiéramos
que no podemos interferir en la libertad de los demás y creyéramos en el
libre fluir de la vida.
La
manipulación no funciona frente a personas con seguridad personal y buena
estima. No resiste una mente y espíritu sano, con buenos recursos de
asertividad, que es la clave para desarmar a estas conductas toxicas.