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lunes, 16 de septiembre de 2013

Cómo salvarse de un manipulador y no morir en el intento


"Respetar es dejar ser"

Según el Lic. Renny Yagosesky , la manipulación es el intento o el acto de manejar a las personas según nuestro beneficio particular; de controlarlas o dominarlas sin convencerlas, sin contar con su disposición voluntaria. Por lo general, la manipulación daña la autoestima de la persona que es víctima de este acto, quien siente presión y violencia, porque es obligada.

Todos, en menor o mayor medida, hemos tenido que lidiar con un manipulador. Desde progenitores, parejas, amigos, colegas, jefes, hijos, pero es innegable que la manipulación es un recurso cotidiano y habitual en las relaciones humanas.

Hay presas más fáciles, que caen desprevenidas en las garras de estos magistrales operadores del control. Otros, más observadores o quizás, por haber sido víctimas consuetudinarias de estos depredadores de la buena fe, aprendieron cuál es la táctica para reconocer sus engaños.

Hay manipuladores de todo tipo, generalmente suelen ser poco empáticos, egoístas y crueles.  Les obsesiona tener el control, se ilusionan con la idea de pulsear con la realidad y vencerla siempre, para obtener los resultados que ellos juzgan como los mejores. En ocasiones actúan de manera inconsciente pero por lo general saben bien lo que hacen y a donde quieren llegar. No consideran que estén obrando mal, simplemente usan herramientas para que se haga su voluntad, convencidos que es lo mejor para los demás y para sí mismos. No con poca humildad, se reconocen  como “los portadores de la verdad y sólo ellos saben cómo son las cosas”.

Un manipulador, no es otra cosa que un ladrón de energía,  una persona caprichosa y consentida que no acepta otro punto de vista que no sea el suyo. Es intolerante y está dispuesto a todo con tal de salirse con la suya. A la hora de imponer sus chantajes emocionales, no hay escrúpulo que lo detenga.

Al cabo de unos años de haber sufrido la manipulación desde muy cerca, creo haber identificado algunos recursos efectivos para neutralizar las estrategias del manipulador y no terminar condenado a ser una marioneta en sus manos.

Sacarle la careta y no entrar en el juego:
Para neutralizar a un manipulador lo principal es poder identificarlo. No es cuestión de gritárselo en la cara, ni de entrar en una batalla dialéctica o discusión inconducente, a pesar que el manipulador lo intentará siempre. La clave es justamente no plegarse a su juego para mostrarle que sus técnicas de guerrilla no funcionan y que no tiene sentido que lo siga haciendo con uno, porque se lo ha descubierto.
Romper la dependencia:
Sin dependencia no hay manipulación. El primer paso de un manipulador para lograr sus objetivos, es crear dependencia. Necesitan volverse imprescindibles en tu vida y ese es su principal eje de control.
Es crucial  cortar de raíz cualquier vínculo en el cual el manipulador sepa o crea  que puede controlarte y que no tienes más alternativas que someterte a su voluntad.  
Resistir la culpa:
Una de las destrezas más implacables del manipulador es generar culpa. Hacerte sentir en deuda, victimizarse. El manipulador va a poner la responsabilidad siempre fuera de él.
Poder identificar este mecanismo y aceptar sólo la parte de la responsabilidad que te compete, con el tiempo te vuelve inmune a la culpa inmerecida.
Asertividad y firmeza:
El manipulador está constantemente indicándote lo que se debe o no se debe hacer, también cómo y cuándo hacerlo. Se creen depositarios de la verdad revelada y se regocijan mostrándote a vos y cuando pueden al mundo, cuán equivocado estas y cómo sufren a causa de ello.
Trabajar en la auto-confianza y aprender a poner límites con asertividad y firmeza, paulatinamente erosiona la obstinación y agresividad encubierta del manipulador, hasta que entiende que no hay espacios donde desplegar su maquinaria controladora.

La manipulación no tendría razón de ser si aceptáramos que no siempre las cosas van a resultar como queremos. También, si respetáramos y entendiéramos  que no podemos interferir en la libertad de los demás y creyéramos en el libre fluir de la vida.


La manipulación no funciona frente a personas con seguridad personal y buena estima. No resiste una mente y espíritu sano, con buenos recursos de asertividad, que es la clave para desarmar a estas conductas toxicas.