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domingo, 19 de enero de 2014

Solos pero conectados

"Posteo, luego existo” (Sherry Turkle)

Los otros días vi la película Her, una historia romántica de ciencia ficción escrita y dirigida por Spike Jonze, que cuenta la historia de un hombre que se enamora de un sistema operativo informático. Con un guion muy original y un manejo estético impecable, Jonze te va llevando de la mano por un relato provocador, que  por momentos  conmueve y  también  asusta. Al menos esas fueron mis reacciones. No obstante ello,  me dejó pensando en cómo el avance de la tecnología va moldeando las relaciones humanas, al punto de llevarnos a la necesidad de redefinirlas. Lo que más me impacto de Her, es como el protagonista se refugia en la tecnología para huir de la soledad, de su incapacidad para desarrollar vínculos y compromisos en el mundo real.

Si bien los avances de la tecnología tienen múltiples beneficios, al mismo tiempo parecen haberse convertido en la panacea contra la soledad. El mundo virtual nos ofrece la ilusión de la compañía y de la empatía, sin las exigencias de una amistad real. Nos escudamos en la tecnología para que nos ayude a sentir conectados. Nos vende la ilusión del control, la quimera de que nunca estamos solos y la posibilidad de tener relaciones a nuestra medida. Podemos elegir cómo mostrarnos, editando lo que vamos a publicar, las veces que sea necesario, definir cuándo estamos disponibles, qué queremos aceptar y cuándo, y qué no.

Como lo explica la psicóloga SherryTurkle en estos extractos de la imperdible conferencia de TED: “terminamos por escondernos de los otros, aun estando conectados todo el tiempo”.” Estar solos genera pánico, ansiedad, lo entendemos como un problema que necesita ser evitado o resuelto, entonces buscamos un dispositivo al cual conectarnos. Y esto solo es un paliativo porque no cura el problema subyacente". "Usamos la tecnología para definirnos. Compartimos nuestros pensamientos y emociones, aun antes de tenerlas. Si no estamos conectados, sentimos un vacío existencial". " Por eso primero posteo, luego existo” 
Apostar a un vínculo en el mundo real, implica tomar riesgos y aprendizajes previos, como saber lidiar con la soledad. Puede que sea más incómodo o atemorizante pero ninguna máquina podrá jamás reemplazar la riqueza e intensidad de dos almas que toman el riesgo de mirarse sin pantallas de por medio, directamente a los ojos. Que a pesar del miedo que provoca, deciden mostrarse vulnerables y dar lugar a una relación basada en el conocimiento sin edición, aun con todas imperfecciones que esta pueda tener, pero con la certeza que no es una ilusión que creamos para evitar nuestras carencias. 

jueves, 22 de agosto de 2013

Soltar para Saltar




Intenso. Si tuviera que elegir una sola palabra para describir este último mes de mi vida, creo que “intenso”, es el adjetivo que mejor lo define. Pensándolo bien, creo que me quedo corta si lo aplico sólo a este mes. Desde hace un poco más de un año mi vida goza y padece al mismo tiempo, de un vértigo digno de un película de Indiana Jones. Cambié mi lugar de residencia, con todo lo que eso implica: cambié de país, de provincia, de ciudad, de casa, de cama y hasta de almohada!!! Cambió  el clima, el idioma, el horario, las comidas, las costumbres. Cambiaron mis rutinas, esas mal ponderadas jaulas de las que renegamos, pero que secretamente añoramos cuando las perdemos, porque nos sostienen, nos dan dirección.

Todo este gran movimiento surge como consecuencia de “El Gran Cambio”: el de mi situación sentimental. La Vida me regaló un Amor, El Amor  y me puso de cara con la maravillosa tarea de rediseñar mi vida toda. Fue un salto al vacío pero sin vacilar me aferré a esta oportunidad con todo mi cuerpo y alma. Con todo mi amor y compromiso, sabiéndome una bendecida porque no siempre nos regalan segundas partes.

Este saltar a una nueva vida exigía dos grandes desafíos para mí:

  • Dejar atrás toda una forma de vida y con esto quiero decir: dejar hogar, familia, amigos, trabajo, pasatiempos, que constituían mi mundo, mi ser, mi identidad. 

Así fue como empecé a transitar esta nueva etapa de mi vida. Casi desnuda, descalza y prácticamente en carne viva. Porque disponerse a construir un vínculo con otro, en alguna medida mata nuestra vieja identidad y da nacimiento a una nueva.

No soy lo que la sociedad llamaría una mujer enamoradiza, tampoco me reconozco como una romántica. Es más, en los últimos años de mi vida, tuve una postura bastante escéptica sobre el amor de pareja. ¿Se preguntarán qué fue lo que me motivó entonces a tomar semejante riesgo? Yo también me lo pregunté muchas, muchas veces y mi respuesta es la misma. No varía, ni cuando el mundo me parece perfecto, ni cuando  se convierte en el más desolado de los desiertos. Si te pasaste la vida añorando con todo tu ser un buen amor, un amor sano, auténtico y correspondido; el día que te cruzas con él y podes reconocerlo, ese día la fuerza de seguir a ese amor es mucho más poderosa que cualquier miedo

Estoy convencida también, que no hay espacio para una entrega o comunión verdadera sin animarnos a volvernos completamente vulnerables. ¡Asusta, si!! Por momentos paraliza pero es crucial para que el encuentro de almas se produzca y no se convierta en un mero intercambio inconducente de energías.

No voy a negar que ansío más estabilidad, que tantos cambios generan agitación pero entiendo también, son necesarios cuando el propósito es tan grande y transformador. Para poder soltar y saltar, se necesita amor, coraje y confianza. Estos en definitiva, son los tres pilares que sostienen mi nuevo universo.