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sábado, 6 de marzo de 2021

¿Estas usando las redes sociales o son ellas las que te usan a ti?

“Pasamos de un entorno tecnológico basado en herramientas útiles a un entorno basado en la adicción y manipulación. Eso fue lo que cambió” (Tristan Harris)


Creo que TODOS somos adictos a la tecnología y este es un fenómeno que en mayor o menor medida, atraviesa a todas las generaciones ¡La deseamos con urgencia! ¿Cuántos de Uds., cada mañana, antes de empezar el día, lo primero que hacen es revisar su celular, como si algo extraordinario hubiera pasado o estaría pasando y tememos quedarnos afuera del acontecimiento? En inglés, a ese comportamiento lo llaman FOMO que es la sigla de: Fear Of Misssig Out, que sería el Miedo de Perderse de Algo. El problema es que cuanto más tiempo nos pasamos inmersos en la tecnología, mas nos perdemos de la vida real.

En realidad, más que adictos a la tecnología, somos adictos a la descarga de dopamina que nuestro cerebro dispara cada vez que alguien te etiqueta en una foto, cuando tu publicación recibe un like, cuando te llega un correo, un mensaje. Cuando tienes un seguidor nuevo, una noticia nueva, una herramienta nueva que explorar y aprender. Cuando alguien publica una historia, un video en TikTok y lo comparte en Instagram. Cuando te llegan mensajes directos, comentarios y retuits.  Cuando tienes un correo nuevo recordándote que tienes facturas por pagar. Cada vez que descubres que tus colegas empezaron a seguir una nueva cuenta, o están hablando de un nuevo podcast, o leyendo un nuevo libro. Cuando tu amiga publicó la receta del nuevo jugo verde détox que esta bebiendo, te invita a unirte al reto para perder 10 kilos en menos de 30 días. Te quedas sin aliento, ¿verdad? Con el cerebro bombardeado de estímulos, mientras las horas del día se te pasan atrapada en el pequeño de la pantalla de tu celular.

Cada vez noto con más frecuencia esta gran ansiedad que produce el mundo digital. No solo entre el grupo de personas mayores de 50 años, que son con las que más trabajo, sino también entre los jóvenes. Esta sensación de estar atrapados en la jaula de un hámster, corriendo todo el día sin lograr llegar a ningún lugar se volvió una constante. Nos demanda tanta atención, tiempo y energía que nos quedamos drenados de paz, porque nada, nunca llega a ser suficiente. El resultado es que somos menos felices y productivos que nunca, porque nos convertimos en adictos, adictos a la distracción.

Entonces, cuando nuestra vida gira en torno a la tecnología y comenzamos a sentir que se adueña de nosotros, es una señal de alarma a la que debemos prestarle atención para poder redefinir nuestra relación ella.

Ya no es ningún secreto que la economía de la atención o el capitalismo de vigilancia gana dinero consiguiendo nuestra atención. Es un modelo de negocio que depende de que instalemos sus aplicaciones, para tener un puesto de vigilancia en nuestras vidas. Puede ser una smart TV, un móvil en el bolsillo, un altavoz inteligente, una suscripción a Netflix,o  a Apple. El objetivo consiste en acaparar el tiempo de las personas, una moneda valiosa para empresas, políticos, organizaciones o países que quieran vender productos o ideas a audiencias vulnerables e hipersegmentadas. Este modelo apunta a que uses estas aplicaciones el mayor tiempo posible, porque así estás generando datos que los hacen ganar dinero. Mientras más datos generes, más valioso es su banco de información.

Por eso hoy quiero escribir sobre el minimalismo digital. 

Cuando escuchamos hablar de minimalismo lo primero que se nos viene a la cabeza es poseer pocas cosas. Imaginamos tener unas cuantas camisetas y pantalones, vivir en una casa pequeñísima, despojada de muebles o adornos y producir cero basura. Pero el minimalismo al que me refiero tiene poco que ver con las cosas; es mas bien una actitud hacia la vida, una manera de estar en el mundo.
Para mi Minimalismo es vivir conscientemente, es permitirnos elegir tener espacios y tiempo para los que amamos, eliminando lo que nos distrae. Es ser conscientes de como lo que hacemos y poseemos impacta en nuestra manera de vivir y pensar.

Esta forma de minimalismo a la que me refiero gira mas alrededor de fomentar y promover lo que valoramos y eliminar lo que nos distrae.

¿Te preguntarás qué podemos hacer entonces para construir una mejor y más saludable relación con la tecnología? ¡Estos son algunos pasos que puedes empezar a dar ya!

1. Toma de conciencia y comprender cómo funciona este modelo de negocio.

 2.  Minimalismo en tu computadora
  • Elimina cualquier cosa que no añada valor y optimizar lo que usas regularmente.
  • Limpia tu pantalla de escritorio. Elimina todos los atajos a archivos y programas que no utilicemos regularmente.
  • Desinstala aplicaciones que no utilices.
  • Borra archivos que no utilices y fotos duplicadas.
  • Crea menos directorios o folders y usa nombres que puedas recordar y buscar más fácilmente.
  • Al final del día, cierra todas las ventanas y tabuladores de tu navegador.
3. Minimalismo en tu correo electrónico
  • Date de baja de los newsletter que realmente no nos interesan.
  • Desactiva las notificaciones.
  • Elimina los correos que no necesites una vez los leas.
  • Dedica un tiempo programado para leer el correo y responder.
  • Trata de responder los correos lo más cortos posible y al punto. No responder una pregunta con otra pregunta.
4. Minimalismo en tu celular
  • Borrar las aplicaciones que no utilicemos.
  • Quita las aplicaciones de redes sociales. Mejor utilizarlas en la computadora y sólo por un número determinado de tiempo programado.
  • Deshabilita las notificaciones.
  • Utiliza el modo “no molestar” mientras duermes.
5. No uses el móvil, el iPad o la computadora tres horas antes de ir a dormir, para descansar mejor.

6. Practica el detox digital, evitando usar tu móvil o la computadora al menos durante los fines de semana.

El minimalismo digital puede resultar difícil de alcanzar. Cambiar intencional y conscientemente nuestra relación con la tecnología es un proceso. No solo lleva tiempo, sino también una nueva manera de pensar. 

La próxima vez que quieras instalar una nueva aplicación pregúntate si esta va a añadir valor a tu vida y a tu entorno o simplemente va a hacer que te distraigas de lo que realmente es importante y hasta puede llegar a afectar tu salud.

El Minimalismo Digital consiste en que seas el dueño de tu tecnología y no que ésta te controle.

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martes, 15 de diciembre de 2020

4 Claves Para Crear Contenido de Valor

La abundancia de información crea pobreza de atención

Te pasó en estos últimos meses escuchar decir a tus amigos, familiares o colegas: “dejé de ver noticias o leer los diarios, no puedo absorber tanta información” o gente que decide hacer un “detox de redes sociales” y se proponen desconectarse de ellas por un tiempo?

Bueno, no es ninguna novedad que estamos infoxicados, ¡Si! que seria como estar intoxicados por tanta información. Ya lo decía el economista y científico Herbert Simon que “La abundancia de información crea pobreza de atención”.  Porque la abundancia de información implica la escasez de alguna otra cosa, la escasez de aquello que la información consume. Y lo que consume la información es muy obvio: la atención de sus destinatarios. 

Vivimos bombardeados por datos provenientes de las redes sociales, whatsapp, podcast, radio, televisión y tantos otros medios de comunicación que saturan nuestra capacidad de atención. Por eso la atención, junto con nuestro tiempo, pasaron a ser unos de los bienes más escasos y mas preciados de este nuevo paradigma de comunicación. 

La realidad es que hoy existe más información de la que podemos consumir y es por eso que llamar la atención de los consumidores se ha convertido en una meta cada vez más difícil de lograr. 

Por eso, si eres un emprendedor, la calidad de las publicaciones que creas para promocionar tus productos o servicios, pasa a ser un tema clave en cualquier estrategia de marketing de contenido, que te propongas a desplegar en las redes sociales.

Mucha gente cree que la calidad del contenido está dada exclusivamente por cómo luce una publicación. Veo con bastante frecuencia que se invirtie mucho más tiempo en cuidar la estética de las publicaciones, que en otros componentes del contenido. Con esto no quiero decir que lo visual no sea importante y que buscar formas creativas de comunicar es un tema menor, ¡no! Lo que quiero decir con esto es que cuando uno se dispone a crear contenido debe poner especial atención principalmente en cuales son los efectos que quiero provocar.  Si no logro aportarle beneficios mi audiencia ya sea educándola, entreteniéndola, inspirándola o informándola, estaré solo gerenrando más ruido al caos ya existente, sin que nadie preste atención a mi contenido.

Muchos emprendedores se me acercan con el problema de no saber qué publicar en sus redes sociales. Y yo siempre les pregunto: ¿cuál es el objetivo, que es lo que quieres lograr? Porque no es lo mismo escribir y publicar sobre algo que nos apasiona, por el solo hecho de compartir información, que hacer una campaña de marketing de contenido, que es básicamente crear contenido con un propósito claro, mostrándole  a nuestros potenciales clientes que nuestros productos o servicios representan la solución para sus problemas o que pueden cumplirles sus deseos.

Para poder hacer esto, necesitamos como condición fundamental conocer profundamente a nuestro público objetivo y eso va a ser el centro de nuestra estrategia de marketing. No se trata de crear publicaciones para hablar de cuan maravilloso es uno o nuestra marca, sino de mostrar de qué manera podemos hacer mejor la vida de nuestro cliente ideal. Es ese conocimiento lo que nos va a dar una fuente inagotable de ideas para crear contenido inspirador, relevante, y sobre todo útil y así instalarnos en la cabeza de ese futuro cliente, como la solución ideal que necesita adquirir.

Recuerden: no se trata de hablar de uno, sino todo el tiempo hablar de ellos: nuestros clientes ideales, entender bien cuales son sus dudas, deseos y necesidades.

Pero ¿Qué es contenido de valor?
 
Para mi es todo aquello que logre generar un impacto o transformar de alguna manera a tu cliente ideal

Hoy quiero compartir contigo algunas sugerencias para crear contenido de calidad

1- Concéntrate en apórtale algo a tu publico objetivo que lo transforme
 
La gente utiliza internet y las redes sociales para encontrar respuestas a sus preguntas y soluciones a sus necesidades o simplemente para buscar inspiración.  Entonces, antes de crear contenido, tómate un tiempo para pensar cuales son las dudas, problemas, inquietudes o aspiraciones más frecuentes de tus clientes donde tu puedes impactar. Después, trata de resolverlas a través de un contenido atractivo y ligero, que luego de consumirlo logre una transformación en tu cliente. Si piensas que lo que estas creando no va a producir ese efecto, cambia de idea y genera otra cosa porque «crear por crear» y publicar compulsivamente, sin un objetivo o estrategia, no suma, al contrario, resta.

2- Crea contenido acorde a la temperatura del trafico al que te diriges.

¿Qué quiere decir esto? Es muy sencillo; no es lo mismo hablarle a una audiencia que ya sabe quien eres y que ofreces, que hablarle a alguien que se cruza con tu marca por primera vez o alguien que recién esta empezando a considerarte como una posibilidad. Si uno está recién lanzando su marca al mercado, hay que empezar por presentarse y dar a conocer de qué se trata nuestra propuesta de valor, a quien servimos y como lo hacemos.

Recuerda que un prospecto recorre 3 tres etapas antes de hacer una compra:
La etapa de Exploración: que se produce cuando tu potencial cliente tiene un problema o inquietud y busca información para solucionar esta situación. Este es un publico frio.
La etapa de Consideración: que ocurre una vez que ya se ha informado y ya conoce las distintas alternativas para resolver esa situación. Este es un publico tibio.
La etapa de Decisión: que se da cuando opta o elige una de la variedad de soluciones que descubrió y está listo para hacer la conversión o compra. Publico caliente.

3- Decide cuál es el propósito.
Una vez que tienes claro a quién te vas a dirigir y en donde lo vas a publicar, debes decidir cuál es el propósito de tu contenido. Ya sabemos que el objetivo de todas las marcas es vender, pero no pretendas generar ventas de la noche a la mañana. Antes hay que tener una estrategia para cada una de las etapas del viaje de un potencial cliente, que mencioné en el punto anterior.
Entonces los objetivos pueden ser varios como, por ejemplo: generar reconocimiento de marca, dar a conocer un producto o servicio nuevo, atraer trafico a tu web, conseguir leads, cerrar una venta, deleitar a potenciales promotores de tu marca.

La creación de contenido deberá adaptarse al objetivo y el lugar donde planeas publicarlo. Se puede transmitir el mismo mensaje a través de diferentes formatos; pueden ser posts, casos de estudio, videos, infografías, whitepapers, eBooks, plantillas, checklists, webinars, presentaciones, newsletters, retos, tips. Pero recuerda que siempre debes enfocarte en los beneficios porque ningún producto o servicio crea valor por sí mismo. La gente NO COMPRA productos o servicios. Lo que realmente compra un cliente son los BENEFICIOS que le aporta ese producto o servicio.

4. Optimiza y sigue la regla de prueba y el error
Porque no existe una receta definitiva para generar contenido de calidad ni un modelo único que funcione para todas las empresas. Por ello, es esencial medir resultados de forma constante y estar dispuestos a probar nuevas estrategias que los mejoren. 
Algunas de las métricas claves para medir la eficacia del contenido en redes son:
•Engagement: es la medición de la interacción del público con el contenido de tu marca (el número de clics, los comentarios, “me gusta” o las veces que fue compartido o guardado).
•Alcance:  es el número de usuarios que han visto el perfil de la marca o el contenido generado.
•Número de seguidores en el perfil.

Para cerrar, me gustaría decirte que un contenido es de calidad cuando aporta en ambas direcciones. Es decir, que trae beneficios tanto al consumidor del contenido, como al que lo crea. Ambas partes tienen que conseguir algo, a corto, mediano o largo plazo.

Crear contenido de calidad no es complicado; simplemente hay que tener claro lo que queremos logar, tener una estrategia y como todo en esta vida, dedicarle tiempo y atención. Recuerda que siempre es mas importante la calidad que la cantidad y que tener dirección es más importante que la velocidad. 

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lunes, 19 de febrero de 2018

Uno ES en el HACER

¿Cuánto de tu vida es ficción o realidad?


Parte de mi trabajo como profesional es crear contenido para diferentes canales de comunicación, entre ellos las redes sociales. Estas son como una gran pantalla donde proyectamos lo que queremos mostrar y cómo queremos ser percibidos. Y como en el cine, muchas veces lo proyectado es pura ficción.

No dejo de sorprenderme como, desde diseñadores de moda, periodistas, artistas, médicos, deportistas y gente como vos y yo, protegidos tras diferentes dispositivos, jugamos por momentos a ser filósofos, coaches (hay de todos “tamaños y colores”), líderes, psicólogos, influencers y consejeros de los más variados temas y así, diariamente, saturamos estos canales con innumerables mensajes con la intención de causar ese esperado impacto.

Nos esperanzamos pensando que, con el simple hecho de publicar una linda imágen con una frase inspiradora, ya nos convertimos en mejores personas y en agentes de cambio para construir un mundo mejor. Vivimos en la ilusión de la inmediatez, creyendo que con tener un muro lleno de mensajes reflexivos y empoderadores – de nuestra autoría o de pensadores consagrados- será suficiente para manifestar una vida más armónica, con propósito y sentido.

No tengo nada en contra de las frases inspiradoras. Hay muchas que me parecen extraordinariamente sabias y ellas pueden expresar nuestras mejores intenciones. La mala noticia es: ¡con eso sólo no alcanza! Es exactamente lo mismo que ocurre cuando tengo mis más sinceras intenciones de empezar a hacer gimnasia y programo mi agenda, me inscribo, pago la membresía por tres meses, compro la ropa y zapatillas indicadas, pero al final nunca voy!

No basta con tener la intención, tenemos que tener el compromiso de pasar a la acción. De nada sirve que escriba hasta el cansancio sobre el respeto y la consideración sino no soy capaz de comportarme de esa manera y expresar esas intenciones en acciones concretas. Hay una gran diferencia entre TENER y HACER y creo firmemente que uno ES en el ejercicio del HACER.  Yo por ejemplo estudié y obtuve una certificación como profesora de yoga, avalada por la International Yoga Federation, pero soló siento que soy una profesora de yoga cuando ejerzo, cuando tengo alumnos y cuando doy clases. Cuando no lo estoy haciendo, sólo tengo esa certificación que legitima lo que estudié. Y es así como interpreto las intenciones porque tenerlas no siempre se traduce en acciones y si sólo se tratan de expresiones de deseos “de la boca para afuera”, el impacto que tendrán en nuestras vidas y en el mundo será nulo.

Si no estamos conformes con lo que la vida nos está devolviendo, tenemos que empezar a vibrar en una frecuencia diferente para poder manifestar lo que deseamos. ¿Y se preguntarán cómo se hace eso? Personalmente comienzo por poner atención a lo que me digo, a cómo me hablo, reviso mis creencias porque determinan mis pensamientos y son ellos los que disparan mis emociones, que a su vez definen mi forma de actuar.

Para que nuestras vidas no se limiten a ser una gran ficción, un mero reflejo de una cuidadosa selección clichés, frases hechas y declaraciones de intenciones que quedan en la nada, necesitamos comprometernos a poner el cuerpo y pasar a la acción en el mundo real. Es en la vida cotidiana donde debemos manifestar todas esas hermosas virtudes que predicamos virtualmente, empezando con la pareja, los padres, hijos, amigos, compañeros de trabajo, vecinos y hasta con los desconocidos con quienes nos cruzamos­ todos los días por la calle. Sólo así podremos construir una vida mejor para nosotros mismos y para los que nos rodean.