"Si buscas resultados distintos, no hagas siempre lo mismo." (Albert Eisntein)
¿Alguna vez te encontraste atascado en una situación que no te permitía avanzar y por más que intentaras distintas
alternativas, esa situación no dejaba de repetirse? Quizás cambian las anécdotas,
hasta los personajes pero el patrón que te mantiene estancando en ese problema,
sigue siendo el mismo.¿Ahora, de qué manera podemos romper esa
inercia y cambiar la forma en la que miramos el mundo?
Quizás sea una cuestión de ejercitarse u
obligarse a romper la lógica que nos gobierna y aceptar que hay una infinidad
de alternativas posibles, que sólo tenemos que aprender a verlas. Esa lógica no
es sólo el resultado de nuestras creencias, que actúan como filtros a través de
los cuales percibimos la realidad, sino también de cómo nuestro cerebro
descifra el universo.
Hace poco, hice una prueba con mi pareja y los
invito a que la realicen con alguien y se respondan hacia dónde gira la bailarina.
Ojalá les pase como a mí, porque uno se resiste
a creer que ante el mismo estímulo, dos personas vean cosas diferentes. En un
principio yo vi girar la bailarina en sentido de las agujas del reloj, mientras
que al mismo tiempo mi pareja la veía girar en el sentido opuesto.
No es la primera vez que voy a hablarles sobre
el cerebro, órgano que no deja de asombrarme. Es común utilizar más un lado del
cerebro que el opuesto y según cual sea ese lado, percibimos e interactuamos
con el mundo de una determinada manera Nuestro cerebro está dividido en dos
hemisferios que comparten algunas funciones como las del
pensamiento y la regulación de la temperatura del cuerpo. A su vez, estos hemisferios
se distinguen entre sí por realizar una serie de funciones específicas, que
pueden parecer opuestas pero son complementarias.
El hemisferio izquierdo procesa la
información analítica y secuencialmente, paso a paso, de forma lógica y lineal.
Analiza, abstrae, cuenta, mide el tiempo, planea procedimientos, verbaliza,
Piensa en palabras y en números, es decir contiene la capacidad para las
matemáticas, para leer y escribir. Este hemisferio emplea un estilo de
pensamiento convergente, obteniendo nueva información al usar datos ya
disponibles, formando nuevas ideas o datos convencionalmente aceptables. Aprende
de la parte al todo y absorbe rápidamente los detalles, hechos y reglas.
El hemisferio derecho procesa la
información de manera global, partiendo del todo para entender las distintas
partes que componen ese todo, sintetizando la información que recibe. Con él
vemos las cosas en el espacio, y cómo se combinan las partes para formar el
todo. Gracias al hemisferio derecho, entendemos las metáforas, soñamos, creamos
nuevas combinaciones de ideas. Es el experto en el proceso simultáneo o de
proceso en paralelo. Se lo llama también el hemisferio holístico porque es
intuitivo en vez de lógico, piensa en imágenes, símbolos y sentimientos. Tiene
capacidad imaginativa y fantástica, espacial y perceptiva. Este hemisferio
emplea un estilo de pensamiento divergente, creando una variedad y cantidad de
ideas nuevas, más allá de los patrones convencionales.
Cada vez que me encuentro en situaciones de
estancamiento, recuerdo la magnífica escena de la película la Sociedad de los Poetas Muertos, en la cual el profesor Keating se sube a su
escritorio para recordarles a sus alumnos que en la vida hay que buscar mirar
las cosas desde diferentes perspectivas. Eso es lo que hice con mi última pintura.
Estaba decididamente atrapada en una imagen mental preestablecida que no me
gustaba nada. Luego de intentar varios replanteos, decidí romper con toda
lógica figurativa e invertí mi cuadro para continuar pintándolo de esa manera.
El resultado fue totalmente inesperado e inspirado. Sin dudas, cuando me animo
a crear experiencias inusuales y buscar inspiración donde menos lo imagino,
termino generando buenas ideas.
Me resulta vital reconocer mis paradigmas,
sobre todo cuando pierden vigencia y no me sirven más. Cada vez que un paradigma se
encuentra instalado y activo en mi cerebro, quedo presa de un proceso, que
repite los mismos pensamientos. Estos
pensamientos se tornan automáticos, inconscientes y rutinarios; en consecuencia,
mis respuestas también lo son. Pero la realidad, a diferencia de estos
paradigmas, no es estática y cambia constantemente. Cambiar o romper
paradigmas, significa modificar la manera de observar para poder accionar
de una manera diferente. Aquellos que se atreven a hacerlo, son los que se
adaptan mejor a los cambios y en consecuencia, tienen mayores posibilidades de
éxito.