“La gente siempre le echa la culpa a las circunstancias por lo que
son. Las personas que tienen éxito en esta vida, son individuos que buscan
las circunstancias que quieren, que necesitan y si no las encuentran, las
crean ellos mismos”. (George Bernard Shaw)
Hoy reflexionaba sobre la espera;
ese estado de perpetua vigilia en el que nos encontramos cuando queremos que
suceda algo que no está disponible en el presente y que muchas veces usamos de
justificativo de nuestra infelicidad. Nos paralizamos escudándonos en el
hecho de estar esperando que tal o cual cosa sucedan, para recién entrar
en acción y conseguir lo que tanto anhelamos. Esperamos para decidirnos a
vivir más sanamente, frenar el estrés, cortar un vínculo toxico, hacer un
viaje, poner un límite, tener una conversación necesaria y tantas otras
situaciones, para no hacernos cargo de nuestro propio letargo. Claro, siempre
es más fácil poner la responsabilidad afuera, que encarar el tremendo trabajo
de sabernos hacedores de nuestro futuro.
Hay muchas cosas que no dependen de nosotros, pero ser felices y vivir
plenamente el presente, es una elección. Es bueno tener esperanzas, ansiar
nuevas posibilidades, en tanto y en cuanto nos sirvan como motores inspiradores, para seguir conectados con el presente, desde donde diseñamos y
construimos el futuro deseado, sin desperdiciar ninguno de todos los momentos que la vida
nos regala, con cada nueva inhalación.
¡La vida es hoy, ahora, ya! Cada segundo es único e irrepetible, si tomáramos
consciencia de ello, seguramente nos quejaríamos menos y disfrutaríamos más,
desde el agradecimiento y desde un profundo entendimiento de lo efímeros que
somos.