"Los perfeccionistas se enfocan en los demás y en lo que piensan de ellos, más que buscar excelencia"
Vivimos inmersos en una cultura que promueve el perfeccionismo y nos bombardea a diario con imágenes de una realidad ideal, editada al detalle.
Los mensajes maníacos de “tu puedes más y debes alcanzar tu máximo potencial”, es una constante en las redes sociales y con semejante contexto, donde el foco está puesto en la meta, más que en la necesidad de desarrollar destrezas y habilidades específicas, es muy fácil sentir una serie de frustraciones innecesarias.
Cuando nos compararnos con otros, en algún punto nos estamos traicionando a nosotros mismos.
Al descartar de plano que lo nuestro NO es tan bueno, invalidamos nuestros dones, talentos y eso nos paraliza, bloqueando nuestra creatividad y coraje para tomar riesgos y animarnos a avanzar.
Conocerme, validarme, entender cuál es mi potencial y qué necesito desarrollar para poder plasmarlo, es un camino interior.
Más que compararnos con el afuera, aprendamos a mirar para adentro. Más que perseguir la perfección, persigamos el compromiso de no traicionar nuestra autenticidad, que es donde reside "la semilla" de todo nuestro talento. Aprendamos a regarla y nutrirla para que se desarrolle.